Sancho García, llamado «el de los Buenos Fueros» Conde de
Castilla.
Probablemente su fecha de nacimiento estaría comprendida
entre los años 965 y 967. Falleció el 5 de Febrero de 1017.
Es hijo de García
Fernández y su esposa Ava de Ribagorza y Nieto de Fernán González, conde de
Castilla y de Álava.
Su nombre aparece
por vez primera en un documento escrito por su padre y fechado el 11 de Julio
del año 972.
Llamado “el de los
buenos fueros” ya que al estar Castilla tan destrozada por las continuas
incursiones de los árabes, quiso cambiar la triste situación de su pueblo, por
lo que rebajó impuestos y concedió buen número de fueros para la recuperación
de las villas.
Se casó con su prima
Urraca Gómez, hija del Conde de Saldaña, Gómez Díaz. Tuvieron cinco hijos:
Muniadona, Sancha,García Trígida y Urraca.
Se enfrentó a
Almanzor en el Cerro de las Águilas (Qal´at al-nusur), Sierra de Cervera, entre
Silos y Caleruega, resultando vencido, pero causó gran número de bajas en el
ejército árabe, por lo que Almanzor tuvo que retirarse; este hecho según se
cree, dio lugar a la leyenda de la Batalla de Calatañazor (el nombre es muy
parecido en árabe), “donde Almanzor perdió el tambor”.
Siguieron tiempos de
pactos con los musulmanes y de treguas rotas en diversas ocasiones, hasta que
Sancho García recibió una propuesta de su enemigo Sulayman, aliarse para ir en
contra del Califa Muhammad II, cruel personaje que está hundiendo el Califato
de Córdoba; con la promesa de ser bien pagado y de conseguir la devolución de
gran parte del territorio, el conde castellano acepta.
Esta alianza da muy
buen resultado, el 1 de noviembre del año 1009, en la Batalla de Alcolea, es
vencido el ejército cordobés. Dejando un regimiento de cien hombres en Córdoba,
Sancho García vuelve a Castilla, cargado de riquezas, con la devolución del
territorio prometido y la paz deseada para su pueblo. Estos hechos le
convierten en el personaje más importante de la península.
En el año 1011 ordena
la construcción en Oña (Burgos) de un Monasterio, en honor de San Salvador, Sta. María Virgen y
San Miguel Arcángel, asegurando así un patrimonio para su hija Trigidia del que
será la primera abadesa y donde deberá ser enterrado a su muerte.
Y desde el 5 de
Febrero de 1017 descansa en el Monasterio de San Salvador de Oña, quedando
grabado su epitafio:
“Este es el Conde Don
Sancho, que dio los buenos fueros a los pueblos...
La Santa Ley fue su
compañera, y el bienestar del reino su mayor cuidado.”
(Fuente: "A fondo" en Burgosenelmundo por Marisú Alonso)
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