En plena Merindad de Sotoscueva, de la que es capital, a
orillas del río Trema, en terreno llano
y en un cruce de carreteras interiores, una de las cuales llega desde Espinosa
de los Monteros a través de la estrecha hoz de las Diaclasas, encontramos a
CORNEJO, a 12 kms de Villarcayo y 87 de Burgos.
Gozaba de la protección del rey al que pagaba tributos, es
decir, era lugar de realengo, según afirma el Marqués de la Ensenada en su
Catastro y encontramos su nombre escrito por primera vez en la documentación
del monasterio de San Salvador de Oña el 25 julio de 1246.
Tiene la iglesia dedicada a San Juan Bautista y es de estilo
renacentista, de una sola nave con dos capillas laterales y bóvedas de piedra.
El ábside es rectangular con contrafuertes en esquinas, al que tiene adosada la
sacristía. La portada es clasicista con pilastrones y arco de medio punto, bajo
pórtico abierto con columnas del siglo XVI. La torre es cuadrada, de dos
cuerpos, rematada en cupulín y pináculos, con ocho vanos, dos campanas y un
campanillo. Una llamativa escalinata salva la altura desde la carretera al atrio.
La pila es románica con borde acanalado, sencilla; y el retablo mayor es
clasicista, bueno. Hay una Virgen sedente con Niño del siglo XIV y un hermoso
tríptico flamenco.
Se conservan en su término tres ermitas: San Juan, San
Miguel y San Mamés, las dos últimas medievales.
Hay datos de la existencia de un antiguo monasterio,
dedicado a santa Leocadia.
(Fuente: «Amo a mi pueblo» de Emiliano Nebreda)
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