La iglesia colegiata Nuestra Señora de la Asunción se encuentra en plena Ribera del Arlanza, a 36 kilómetros de la capital Burgalesa.
Es uno de los templos más fastuosos de la provincia y fue
lugar de parada y fonda de Juana I de Castilla.
No es hasta el siglo XVIII cuando terminaron los trabajos,
que dejó como resultado uno de los templos más grandes, en cuanto a
dimensiones, de toda la provincia de Burgos.
Precisamente por lo dilatado de su construcción, la iglesia
cuenta con un buen catálogo de estilos desde el gótico, al renacentista e
incluso el plateresco, entre otros.
Al llegar a los pies de este singular templo, lo primero que
le llama la atención al visitante es la gran torre renacentista de Diego de
Siloe y Juan de Salas. Debajo, destaca un arco flanqueado por columnas que, a
modo de porche, da acceso al templo.
Además, cuenta con otras tres puertas de las que resalta la
que está situada en la fachada norte de estilo gótico flamígero y que algunos
atribuyen a la escuela de Simón de Colonia.
En el interior continúan las sorpresas, con un púlpito de estilo gótico mudéjar; la sillería del coro, muy parecida a la que se encuentra en la Cartuja de Miraflores de la capital burgalesa; el órgano o la sacristía. Pero tal vez el mayor de los tesoros que encierra este templo son las tablas pintadas ‘El bautismo de Jesús’ y la ‘Degollación del Bautista’ de Pedro Berruguete
(Fuente: Teresa Santiuste Puente)
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